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El horizonte y el puente de agosto

16 de agosto de 2019

(Fotografía de Alejandra Manglano) –

Hay fechas, como la de este puente de agosto en Europa, en que la humanidad parece recuperar el instinto de especie y actuar en una misma dirección. De forma individual, eso sí. Camas separadas al salir el sol, por favor.

Por supuesto, yo no formo parte de esa masa que invade los lugares de veraneo, así que me he venido a un lugar lleno de los que pensamos que la masa son los otros.

Pero no todos transitamos los mismos pastos, algunos parecen empeñados en trabar amistades alejadas de Instagram. ¿Qué pasa si te empeñas en hacer grupo en una isla remota del subcontinente indio? ¿Qué pasa si te empeñas en decirles a voz en grito que Jesús les ama? Si eres americano se lo dirás en inglés y el mensaje será lo de menos, pero no necesitarás traductor para entender que acabas de recibir una flecha en el pecho y que te vas a pudrir en la playa con tu mochila de explorador. No deja de ser un destino diferente al de la mayoría para un puente de agosto.

Y entonces entra Kafka, tan presente.

Los defensores de la ley piden que no se moleste a los grupos indígenas a los que no se les puede aplicar una ley que desconocen. Personalmente, recordaba ese punto del Derecho de forma diferente, no sé. Por otro lado, el representante de los indígenas en ese parlamento que no conocen ni les interesa, claro está, dice que él no piensa ir a preguntar para no enfadar a sus representados que bastante tienen con tener que matar a los verdaderos intrusos como para tratar ahora con su representante. Alguien más ha dicho desde altas esferas que no se hará nada hasta que las distintas tribus que rechazan todo contacto no se pongan de acuerdo entre ellas. Y creo que siguen aportando soluciones a favor de la paz, la concordia, la protección y la ley.

Todo se parece.

El iluso americano sigue muerto bajo su mochila, la tribu india sigue su día a día tal y como ha hecho los últimos miles de años y con la misma firme intención de que todo intruso acabe yaciendo bajo su mochila. Las grandes voces de la humanidad civilizada seguirán hablando en el parlamento y decidirán aplicar la ley a quien la conoce o crear una nueva promoción democrática para dar a conocer las leyes.

Papeles, montañas de papeles y archivos informáticos conservarán todas las alegaciones, los silencios tribales, las muertes ajenas, las disquisiciones políticas y las dudas diplomáticas.

Y el mar seguirá llegando a la costa, mojando los pies de vivos y muertos, lamiendo el recuerdo de cada uno de nosotros que no sabemos a qué especie pertenecemos, qué ley nos oprime o a qué grupo tenemos que mirar, pero que nos sentamos en la orilla y empujamos las lágrimas hasta el horizonte.

En: Blog 1 comentario

Comentarios

  1. Marisa dice:

    Vaya foto que ha hecho Alejandra !!!
    Donde estáis ???
    Que sitio maravilloso.
    Los papeles son horribles, solo los escritos con pensamiento, literatura o filosofía merecen la pena.
    Tienes razón como tantas veces.
    Os quiero muchísimo.
    Marisa