Corazón azul

Aquí estoy, rodeado por un azul intenso, sentado en la balaustrada junto al camino, mirando esta playa al norte de África, mientras el movimiento rítmico de las olas mece mis pensamientos. Las ideas van y vienen, y dejan algún recuerdo en la orilla para, en seguida, volver a retroceder.
Bajo a la playa y recojo una concha en la orilla.
Observo hasta donde la vista alcanza y allí, sobre el horizonte, intento apoyar los ojos; en ese mar, en esas olas, en la línea tras la que todo desaparece.
No importa que el tiempo pase ni que todo se deshaga entre la maraña de los días. Pero hoy, el tacto rugoso de lo vivido, de lo con tanto amor arado, se convierte en una grieta de dolor por donde la ausencia asoma. Donde rompen las olas y llenan la soledad de ruido; donde las cuencas se anegan y quedan las manos lisas, sin huellas ni líneas ni lágrimas ni espuma.
Solo el tiempo como un extraño aliado.
Me iré a casa y escribiré soñando que en una concha cabe el mar eterno.
Solo el tiempo como la huella oculta tras la línea invisible.
Cerraré los ojos y sentiré la sal entre los surcos castaños del recuerdo.
Mañana volveré a dejarla en la playa. Pero me quedaré esta imagen de palabras y con ella el tiempo envolviéndolo todo; borrando el horizonte, saltando las olas de otro momento aún lejano, abrazando a golpes el recuerdo; arrastrando el día sin escuchar que el sol se aleja y que la noche nos empuja al frío.
Volveré a esta playa y observaré cómo la cadencia de las olas se asemeja al ritmo azul de mis latidos y cómo ella, la línea inmóvil del horizonte, se parece a la muerte tranquila, dulce y deseable entre el rumor del mar.
Precioso
Muchas gracias, María.
Bellas imágnes las que dibujas con bellas palabras, pensamientos profundos que me suenan a despedida. Algo se deja en el sitio donde has estado, e indudablemente algo muy importante de tí has dejado en este mar que nos une a todos con lazos invisibles pero fuertes.
Muy buen post, de un gran escritor.
Muchas gracias, Gonzalo. Por tus palabras, por tus reflexiones.
Gracias Gonzalo,
El tiempo marcado por el ritmo de los latidos de las olas, el infinito del horizonte del mar
Mucha nostalgia me despiertas
Abrazo
Gracias, Marisa.
Sí, es un texto melancólico. Pero con una mirada hacia delante. Un abrazo