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VERDAD, AMISTAD, LITERATURA

4 de abril de 2017

Hay dos lugares en los que encuentro la verdad; dos lugares en los que creo encontrar la verdad sobre quien soy y quien no soy: la literatura y la amistad.

Caminamos con decenas de personajes sobre los hombros, con cientos de miradas distintas, de formas de ver las cosas. Nos encontramos con unos y otros, hablamos de lugares comunes agarrados a cada encuentro. Y en medio del día, del paisaje y las palabras vanas, buscamos nuestros pasos entre las muchas formas que nos envuelven a lo largo del día.

Cuando escribo me deshago de todos esos personajes que me envuelven a diario y los vuelco en los que participan de la ficción que escribo. En la literatura puedo ver la realidad con la mirada de los personajes. Solo, en silencio, convertido en narrador me quedo fuera y observo desde quien soy. También como lector, con la mirada de un cazador solitario observo el mundo a través de las vidas de los personajes y con esa mirada extraña atisbo la verdad.

Algo parecido ocurre en la amistad, en la amistad entendida como la forma de amor más desinteresada. Ahí, alejado del baile de máscaras en el que solemos habitar, te desprendes de todos esos personajes o los ves como simples fantasmas, ajenos, flotando impotentes a tu alrededor.

En cierto modo, la literatura y la amistad son el hogar, el lugar en el que te desnudas, en el que te despojas de lo superfluo, del miedo, del fingimiento… Solo así es posible hablar de literatura y de amistad, de lo contrario hablamos de simples lecturas y de relaciones sociales.

En la literatura y en la amistad encuentro la verdad y solo en la verdad encuentro la amistad y la literatura.

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