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De Orán a Argel

10 de noviembre de 2015

Con media hora de antelación estoy sentado en mi asiento de primera clase del tren que me lleva de Orán a Argel. Un viaje que se sitúa al principio de muchas cosas, de muchos cambios y sueños.

Con el sonido del tren saliendo de la colonial Gare d’Oran empieza también el camino de este blog, de esta página, de este lugar en el que encontrarnos en el mundo. Aquí viajaremos durante mucho tiempo. El tren “rápido” entre Orán y Argel recorre esta parte del Norte de África con la velocidad de antes, en un tiempo que invita a escribir estas líneas con mi pluma estilográfica y a mirar el paisaje que transcurre lento y cambiante durante las horas que dura mi viaje. Frente a mí, en el asiento 18, viaja una mujer joven, guapa, de aspecto occidental y rasgos árabes. A mi lado se sienta un hombre con barba de profeta y su mujer cubierta por completo de negro, sin rasgos, sin cara ni cuerpo, oculta tras las telas negras que la cubren por completo. El resto, a lo largo del tren o caminando por el quai n.º 1, muestra el contraste de esta región del mundo donde la parte más tradicional musulmana convive con la occidental; pañuelos, chilabas, chaquetas y camisetas del Real Madrid caminan juntos con naturalidad, como los modos de entender el mundo que cada uno de los que visten estas prendas nos muestran.

Un libro, una pluma, un papel, un tren en África, así empieza este blog. ¡Subid! Viajemos juntos hacia dondequiera que nos dirijamos.

Yo estoy aquí. Después de escribir durante años, de publicar algunos libros y tener otros preparados he llegado hasta aquí. Entre pasos, caídas, aciertos, alegrías, pérdidas… todo parece haberme empujado a este tren africano de aire francés. ¿Viajáis conmigo?

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